Por acuerdo de todos los países miembros del Mercosur, a Brasil se le autorizó aplicar su propio régimen de ex-tarifas para bienes de capital y tecnología de la información y las telecomunicaciones hasta el 31 de diciembre de 2021. Sin embargo, este plazo está a punto de vencer, y muchas empresas que ya utilizan este recurso y están interesadas en su continuación aún no saben cómo se llevará a cabo esta renovación, que también necesitará la aprobación del bloque.
El gobierno brasileño espera llegar a un acuerdo con los demás socios del bloque sobre cómo se llevará a cabo el procedimiento para la fecha prevista. Sin embargo, hasta el momento no ha habido negociaciones concretas al respecto. Vale la pena recordar que el régimen de ex-tarifas consiste en una reducción temporal de la tasa de impuestos de importación de bienes de capital, tecnología de la información y telecomunicaciones según lo estipulado en la Tarifa Externa Común (TEC) cuando no existe una producción nacional equivalente. Por lo tanto, su importancia es fundamental porque, además de atraer inversiones en bienes de capital y tecnología al país, permite aumentar la innovación y tiene un efecto multiplicador en el empleo y los ingresos en diferentes segmentos de la economía nacional.
En la última cumbre del Mercosur, uno de los principales temas discutidos fue la propuesta brasileña de revisar el impuesto de importación del 10% sobre los porcentajes aplicados actualmente. El gobierno argentino, por su parte, presentó una contraoferta para eliminar más de 2,000 productos considerados insumos importantes para la industria. Se requiere unanimidad para que se realicen cambios.
Para fortalecer el Mercosur, es necesario que las relaciones entre sus miembros se renueven y que sus términos de exenciones arancelarias se actualicen, ya que esta es la única forma en que puede interactuar con otros bloques económicos. En este caso, también vale la pena señalar que, para firmar acuerdos con otros países o bloques, hay un factor agravante: no todos los socios del Mercosur cumplen con los estándares laborales y ambientales mínimos.
Por otro lado, si Brasil se embarcara en negociaciones individuales con el consentimiento de otros socios, debilitaría el bloque, abriendo la puerta a la entrada de productos de países que practican prácticas desleales, lo que representaría una seria amenaza para la producción y el empleo en el país. Además, esta opción prácticamente convertiría a Brasil en un proveedor de productos de bajo valor agregado, perjudicando a las empresas nacionales en segmentos de productos industrializados como el acero, la maquinaria, el automotriz y la farmacéutica, entre otros.
En otras palabras, en estas negociaciones con los socios del Mercosur, es necesario considerar, ante todo, la necesidad de detener la actual tendencia de desindustrialización, integrando la economía nacional en actividades de mayor valor agregado y más orientadas tecnológicamente. Después de todo, solo los segmentos con mayor valor agregado pueden crear empleos que absorban trabajadores más calificados y mejor remunerados.
Lo que parece claro es que los negociadores brasileños del Mercosur no están teniendo en cuenta las necesidades reales del país, ya que el gobierno actual nunca ha mostrado preocupación por consultar y escuchar a los representantes de la industria y los trabajadores. Por lo tanto, lo que se espera es que el gobierno, en la próxima reunión ministerial del Mercosur, proponga una evaluación más profunda de la TEC y la política de negociación con terceros países. Y que el Ministro de Economía, antes de participar en esa reunión, escuche las demandas y sugerencias de las entidades representativas de la industria y los trabajadores.
Liana Lourenço Martinelli, abogada, posgraduada en Gestión de Negocios y Comercio Internacional, es la gerente de relaciones institucionales del Grupo Fiorde, compuesto por Fiorde Logística Internacional, FTA Transportes y Almacenes, y Barter Comercio Internacional. Correo electrónico: fiorde@fiorde.com.br. Sitio web: www.fiorde.com.br
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