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Brasil y el «Costo Brasil»

Mauro Lourenço Dias
14 Jul 2021

¿Por qué Brasil se apresura a convertirse una vez más en un mero proveedor de materias primas para el mundo desarrollado, tal como lo fue cuando era una colonia de un Portugal pequeño que, siempre amenazado con la anexión por parte de la vecina España, funcionaba como un protectorado de Inglaterra? Esta pregunta ha mantenido despiertos por la noche a políticos, empresarios, economistas, pensadores académicos y a todos aquellos preocupados por el futuro del país.

Pero lo que más se suele culpar es la competencia con los productos chinos que han diezmado la producción manufacturera brasileña. A menudo se dice que el bajo costo de la mano de obra impulsa la economía china, pero eso es solo un lado del problema y no el más importante. Quienes están en la industria saben que existen otros factores que encarecen la producción manufacturera brasileña, a pesar de que el país tiene abundancia de materias primas. Además de la corrupción, la burocracia excesiva y el desperdicio, para los cuales no hay una forma mensurable de contabilizar, existen los conocidos factores que conforman el llamado «Costo Brasil» y que impactan directamente en los precios de los productos manufacturados.

El principal obstáculo, sin lugar a dudas, es la infraestructura deficiente e inadecuada que el país ha construido a lo largo de los siglos. Basta con ver que naciones de dimensiones igualmente continentales tienen infraestructura que hace que sus productos sean más baratos en comparación con los productos brasileños. Por ejemplo, en Estados Unidos, esta diferencia de costo es del 25%, y en China, llega al 33%. Gran parte de esta diferencia de costo proviene de la matriz de transporte de cada país: mientras que en Brasil, más del 70% de la carga se transporta por carretera, en Estados Unidos es un 30%, y en China es un 10%. Cabe destacar que el transporte por carretera es más caro, menos seguro y requiere más inversión que el transporte por ferrocarril y agua. Obviamente, nadie está en contra del transporte por carretera, que seguirá siendo esencial para distancias medias y cortas.

Otro factor es una carga tributaria muy alta e injusta que termina castigando precisamente a aquellos con menor poder adquisitivo. Solo considere que el 80% de los brasileños que ganan hasta tres salarios mínimos al mes contribuyen con el 53% del total de la recaudación de impuestos. Además de estos y otros obstáculos, como las tasas de interés exorbitantes cobradas por los bancos, los importadores y exportadores también deben lidiar con el cargo por demora en los contenedores, que consiste en devolver la caja metálica al transportista con retraso. Dada la precariedad de la infraestructura de carreteras y puertos, es prácticamente imposible evitar la demora.

Como resultado, muchos exportadores e importadores terminan incurriendo en incumplimiento porque no pueden seguir el flujo de los cargos. El resultado son acciones legales que a menudo se prolongan durante años en los pasillos del poder judicial. Y un mayor volumen de contenedores en terminales aduaneras ya abarrotadas.


Mauro Lourenço Dias, ingeniero electrónico, es el presidente del Grupo Fiorde, compuesto por las empresas Fiorde Logística Internacional, FTA Transportes e Armazéns Gerais y Barter Comércio Internacional. Correo electrónico: fiorde@fiorde.com.br. Sitio web: www.fiorde.com.br.

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