¡Salve! – esa podría haber sido la expresión utilizada en la época de la inauguración de las operaciones organizadas en el Puerto de Santos en 1892, cuando el barco de vapor Nasmith, de bandera inglesa, atracó en los 260 metros del muelle de Valongo. Mucho antes de eso, sin embargo, en 1550, ya existía una Aduana en Santos. De hecho, no solo aquí, sino en prácticamente todos los puertos del mundo, las aduanas siempre han desempeñado un papel importante debido a su naturaleza recaudadora y de control. Por lo tanto, siempre han sido una institución de interés directo para los funcionarios gubernamentales, los comerciantes y la población en general.
Realizando este largo viaje, llegamos hoy a este mar de malas noticias y situaciones negativas por las que atraviesa Brasil y el mundo con la pandemia de coronavirus (COVID-19) y sus terribles consecuencias. Sin embargo, los hechos positivos, cuando son raros, deben ser valorados, como es el caso del tema que abordaremos en este artículo, que es de suma importancia para las actividades aduaneras realizadas en esta ciudad.
Nos referimos a las acciones de la inspección aduanera de la Aduana del Puerto de Santos, que ha estado anticipando procedimientos tecnológicos para el control e inspección de mercancías destinadas a la exportación o importadas, utilizando procedimientos altamente técnicos e inteligentes, basados en las normas establecidas por el programa de Operador Económico Autorizado (OEA), según lo dispuesto en la Instrucción Normativa N° 1,598/2015 de la Coordinación General de Administración Aduanera (Coana).
Siempre hay quienes ven la iniciativa como prematura o apresurada, pero este pensamiento debe descartarse en la medida en que la Receita Federal es el organismo gubernamental más preparado, una situación que ha alcanzado a lo largo de los años, con ejemplos como la implementación del Sistema Integrado de Comercio Exterior (Siscomex) y sistemas complementarios que le otorgan robustez y una eficiencia muy alta. Con un personal de agentes fiscales altamente capacitados, la Receita Federal realiza inspecciones eficientes de los procedimientos y operaciones aduaneras, lo que casi siempre resulta en la incautación de una cantidad significativa de mercancías no declaradas o incluso contrabando, como las drogas.
En cuanto a los plazos, el despacho aduanero, que solía tardar en promedio ocho, diez días e incluso más, en concretarse, ahora se produce en horas o incluso minutos. En este momento, con la implementación (en curso) de los procedimientos del programa OEA, entró en vigencia el sistema de despacho aduanero «sobre el agua», una modalidad en la que la carga se despacha antes de ser descargada en el puerto, funcionando como un «despacho anticipado», beneficiando, obviamente, a las empresas consideradas «socias estratégicas» de la Receita Federal.
Otro buen ejemplo del proceso de modernización por el que está pasando la inspección de la Receita Federal es el sistema llamado «Fronteira Tech», instalado a finales del año pasado en el Puente Internacional de la Amistad, que conecta Foz do Iguaçu-PR con Ciudad del Este, Paraguay, la frontera más transitada de Brasil, por donde pasan diariamente alrededor de cien mil personas y 40 mil autos. Instalado en colaboración con la Agencia Brasileña de Desarrollo Industrial (ABDI) y el Instituto de Desarrollo Tecnológico (INDT), el sistema representó un refuerzo importante para el control aduanero ejercido por la Receita Federal.
Para los antiguos despachantes y agentes de aduanas, todos estos cambios pueden causar una comprensible aprensión. Sin embargo, constituyen una situación irreversible resultante del desarrollo normal de las operaciones tecnológicas que, sin duda, situarán a Brasil entre las naciones más modernas en el campo del comercio exterior.
Milton Lourenço (1953-2020) fue el fundador del Grupo Fiorde, compuesto por las empresas Fiorde Logística Internacional, FTA Transportes e Armazéns Gerais y Barter Comércio Exterior (empresa comercial). Correo electrónico: fiorde@fiorde.com.br. Sitio web: www.fiorde.com.br.
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